Aceites Vegetales

 

 LOS ACEITES VEGETALES 
  
 Son el ingrediente principal de mis jabones, existen muchos, pero voy a describir los de uso más frecuente en mis jabones.
  
En la elaboración de jabones es importante conocer que porcentaje máximo del total de las grasas de un jabón se puede componer de cada uno de los aceites más utilizados:
  • Hasta el 100% de aceite de oliva, es el rey del jabón, se hacen unos jabones de Castilla estupendos sólo  con este aceite (son mis preferidos).
  • Hasta el 50% de aceite de soja.
  • Entre un 10% y un 30% de coco, aguacate y palma.
  • Un 25% máximo de aceite de semilla de algodón y de jojoba.
  • 1/4 máximo, es decir el 20% del total de las grasas de los aceites de palma, girasol, caléndula, neem, cacahuete y manteca de karité.
  • De manteca de cacao se recomienda no usar al menos un 5% y no más del 15%.
  • Hasta un 12% de aceite de almendras dulces, de germen de trigo y también de cera de abejas.
  • No más del 10% de aceite de sésamo y de maiz.
  • Entre un 5% y un 10% máximo de aceite de ricino.



Aceite de Oliva:  es el rey indiscutible del jabón, se puede hacer un buen jabón sólo con este aceite o usarlo como base y añadirle otros. Sus mejores propiedades son:
  • Antioxidante, los polifenoles, vitamina E y ácido oleico que contiene actúan atrapando radicales libres, lo que contribuye a retrasar el envejecimiento cutáneo y a prevenir la aparición de arrugas.
  • Hidratante, combate la sequedad y aspereza de la piel. Atrae la humedad y la mantiene en la piel.
  • Protector, evita la descamación de las zonas más secas de la piel. 
  • Humectante, los triglicéridos, los ácidos grasos e hidrocarburos participan en el mantenimiento de la cohesión celular de la epidermis, lo que producen una acción humectante que favorece la conservación del nivel hídrico de la piel y mejora su flexibilidad para paliar la deficiencia de lípidos.
  • Emoliente, calma las irritaciones.
  • Nutritivo, mejora la elasticidad de la piel.
  • El aceite de oliva no bloquea las funciones naturales de la piel, la cúal puede continuar sudando, produciendo grasa y eliminando piel muerta, y que no inhibe estas funciones necesarias.
   El aceite de oliva tiene fama de ser uno de los aceites con más dificultades para saponificar, pero si se sabe trabajar con él es indispensable. Hay que conocer bien cada tipo de aceite de oliva, que hay muchos, y conocer que no todos saponifican igual. En cada aceite hay una porción "insaponificable", se trata de componentes que no reaccionan con los álcalis para formar jabón. El porcentaje de insaponificables es muy alto en el aceite de oliva refinado y muchísimo más bajo en el aceite de oliva virgen extra, luego, un aceite de oliva refinado hace que los demás aceites saponifiquen más rápido.  De modo que si queremos una traza más líquida para hacer bonitos dibujos no podemos olvidar usar una buena proporción de aceite de oliva virgen. 
 
  Los jabones de aceite de oliva suelen ser muy duros, el color variará según el grado y el color del aceite utilizado. Hacen una espuma lenta, y "babosita" son suaves y limpian bien.
  Los jabones para bebés hechos al 100% con aceite de oliva son una maravilla, sin aromas ni colorantes, se dejan deshacerse un poco en el agua tibia de la bañerita del bebé y con ese agua blanquecina lo bañamos, sin esponjas, sólo con las manos, procurando que no le entre agua en los ojos. Su piel queda limpia y protegida.
 En cuanto a su uso para cosmética, es un ingrediente básico para los linimentos oleocalcáreos, pudiendo ser la única grasa empleada para su elaboración o bien combinarla con otros aceites, personalmente prefiero hacer los linimentos con aceite de oliva y almendras a partes iguales.
 Es un aceite muy denso, por lo tanto su uso en cremas debe ser limitado ya que se obtienen texturas demasiado aceitosas y el olor también es persistente. Las pieles muy secas y castigadas lo agradecen pero para el resto es excesivamente graso.




Aceite de coco:  Se extrae de la pulpa del coco, su aspecto varía en función de la temperatura ambiente: líquido y transparente si se encuentra en un lugar bastante cálido, o espeso y blanco si la temperatura es más bien baja. Imprescindible si se quiere hacer un jabón espumoso, con burbujas grandes.
   Es excelente para hacer jabones, se puede emplear entre un 10 y un 30% del total de las grasas, pues puede resecar la piel debido a su estructura química. Las cadenas de ácidos grasos con doce o menos átomos de carbono son más ácidas que las cadenas de ácidos grasos con más átomos de carbono, por ello limpian bien, pero pueden resecar si nos pasamos. La razón es que las cadenas de C12 eliminan más aceite natural de la piel.     
   El manto ácido de la superficie de nuestra piel es una capa de aceite que hace las veces de barrera protectora, los jabones de aceite de coco. de palmiste y de babasú erosionan esta protección porque las terminaciones grasas de estas moléculas de jabón se unen al aceite de la piel y se agarran a él rápidamente. La molécula de jabón emulsiona y suspende este aceite, y elimina la capa protectora de la piel.  Si el aceite de coco representa entre el 20 y el 30% de la fórmula, proporciona una protección excepcional, junto con otras grasas y aceites ácidos, como el aceite de oliva o de palma, y no reseca. Pero si se usa en cantidades mayores puede irritar las pieles sensibles.
 Contiene un elevado porcentaje de ácido laurico y también, aunque menos,  de ácido mirístico, ambos producen pastillas duras con capas suaves y esponjosas, pero el ácido mirístico es algo menos irritante y el láurico genera más espuma.
 Se puede emplear también para la elaboración de cremas y desodorantes. Es un aceite muy nutritivo y reparador y crea texturas bastante grasas. Es excelente para el tratamiento del cabello.
  su punto de derretido es entre 21ºC y 25ºC.


Aceite de palma: se obtiene de la pulpa del fruto de la palmera de aceite. El aceite de palma es estupendo si se combina con otros aceites para hacer jabón, como el de oliva y el de coco. Con éste aceite se elaboran jabones duros y cómo es menos soluble en agua que el aceite de coco, el jabón se mantiene firme, a pesar de su uso. Limpia bien, saponifica fácilmente y es suave. Cuando usemos este aceite para hacer jabón hay que tener en cuenta que acelera la saponificación de otros aceites, por tanto debemos actuar rápido o la mezcla se nos endurecerá muy pronto. Puede emplearse ente un 10% y un 30% de aceite de palma del total de los aceites en la fórmula del jabón.

Manteca de cacao:
 Es una grasa natural vegetal sólida, que se obtiene de las semillas tostadas del cacao. Está compuesta por glicéridos de ácidos esteárico, palmítico, oleico, araquídico y linoleico. Se solidifica a una temperatura de 21.5º C a 23 ºC.
  Posee tocoferoles entorno a 158 a 256 por mg/gr. lo cual le aporta una gran resistencia a la oxidación, no se enrancia con facilidad.

  El porcentaje de manteca de cacao en la fórmula de un jabón debería oscilar entre un 5% y un 15% como máximo. 
Manteca de karité:      pasta grasa que se obtiene de la nuez del árbol africano Butyrospermum parkii, llamado así en honor del explorador escocés Mungo Park, que vivió a finales del siglo XVII y fue el primero que lo trajo a Europa y difundió las virtudes de este fruto. 
Los africanos, desde tiempos inmemoriales, cocinan la pulpa y la cáscara, según recetas tradicionales de cada región. La grasa de la manteca de karité, que viene de la simiente, es un condimento, como nuestra mantequilla o margarina, utilizada en salsas y frituras.

En Europa, el fruto del árbol del Karité es utilizado para la composición de muchas preparaciones cosméticas, pues esta manteca es muy rica en vitaminas y sustancias nutritivas.


Contiene hasta el 55% de ácido oleico y el 40% de esteárico, con hasta un 17% de insaponificable, y es además un buen protector solar por su contenido natural en ácido cinámico. También contiene antioxidantes como los tocoferoles (vitamina E) y catequinas (presentes en el té verde).
Se derrite entre los 35ºC y los 43º C.


Aceite de girasol: se obtiene de las semillas del girasol y tiene un alto contenido en vitamina E, además de un contenido muy alto en ácido linoleico.


Aceite de soja: se extrae de la semilla de la soja y tiene una alta proporción de ácido linoleico y oleico por lo que aporta suavidad al jabón y ayuda a crear una espuma estable, combinado con el aceite de coco se obtiene una espuma ligera. Contiene entre un 0.5 y un 1.5% de insaponificables.

Aceite de maíz: se obtiene del grano de maíz, es un aceite muy blando con un 50% de ácido linoleico y un 30% de ácido oleico y del 1 al 2% de insaponificables.  Puede usarse entre un 5 y un 15% de este aceite en un jabón.

Aceite de ricino: se obtiene a partir de las semillas que contiene la planta, está compuesto casi en su totalidad de ácido ricinoleico, sobre un 90%, también contiene alrededor de un 5% de ácido linoleico y sobre un 2% de ácido palmítico y esteárico. Tiene vitamina E y

Aceite de aguacate: se obtiene de la pulpa del aguacate. Tiene un porcentaje extremadamente alto de insaponificables  y contiene proteínas, aminoácidos y cantidades relativamente altas de vitaminas A, D y E, estos componentes no sólo cuidan sino que también curan, por lo que es un aceite muy terapéutico, puede regenerar células, suavizar la epidermis y curar la descamación de la piel. Este aceite no aporta ni dureza ni espuma al jabón, pero lo hace muy nutritivo y apto para personas con piel delicada.





Fuentes:
Jabones esenciales, Dr. Robert S. McDaniel.

www.inkanat.com
www.mendrulandia.net